Ruta de Fado
Visite los barrios típicos del Fado y descubra lugares inolvidables.
Museo del Fado
MuseoEn este museo, fundado en 1998, nada se ha quedado parado en el tiempo. La exposición del expolio de cientos de intérpretes, compositores, autores, constructores de instrumentos, estudiosos e investigadores se desarrolla de manera dinámica, a veces cantando. También se organizan visitas guiadas y cantadas para grupos organizados. Se realizan talleres, lanzamientos discográficos y exposiciones temporales.
Casa de Fado Marquês da Sé
RestauranteEn esta preciosa sala, al estilo lisboeta del siglo XVII, el fado tradicional es interpretado por los mejores fadistas, en un ambiente afable pero al mismo tiempo refinado. En esta prestigiosa casa de fado de Alfama, el visitante también puede apreciar los mejores manjares de la cocina tradicional portuguesa y los vinos nacionales.
Rua Vicente Borga
Punto de InterésSituada en la parroquia de Estrela, empezando en la Travessa do Pasteleiro y terminando en Rua das Trinas, esta calle es un punto importante de la ruta del fado, porque en ella nació Maria Severa Onofriana, la primera fadista que consta. Además de ese lugar, en el número 33, con una lápida, esta calle de Madragoa tiene también el Real Monasterio de Nossa Senhora do Mocamba, entre sus joyas.
Tranvía 28
Transporte PúblicoAnda roncero por las calles más antiguas de Lisboa desde hace ya tantos años, que recorre su camino de ojos cerrados. Para subir a Alfama, el tranvía n.º 28 se debe coger en la zona de Baixa, en una de las paradas de Rua da Conceição. En verano, no existe transporte más fresco. Con las ventanas de guillotina abiertas, con corriente de aire, es un placer sentir la brisa en la ventana, soplando al son de su marcha pesada.
Amália by Vhils
Punto de InterésEn la Rua de São Tomé existe un mural que representa la efigie de la icónica fadista Amália Rodrigues, hecho de piedras de «acera portuguesa», que sorprende a quien por allí pasa. Se trata de un trabajo del famoso artista urbano Vhils, realizado en colaboración con los pavimentadores de Lisboa. Al diseñarlo, el artista pretendió, al mismo tiempo, homenajear el fado, que nació en la calle, y los pavimentadores de Lisboa, los primeros artistas urbanos de la ciudad. El mural, que empieza en el paseo y sube por la pared, tiene una particularidad: cuando llueve, la imagen de Amália «llora», como tantas veces sucedía cuando la fadista se emocionaba en el escenario.