Con más de 800 años de historia, es la iglesia más antigua e importante de Lisboa. Bien merece la pena descubrir cada rincón de este edificio de innegable valor histórico, arquitectónico, religioso y espiritual.
Visitar la Catedral de Lisboa es recorrer 800 años de historia.
Del coro al presbiterio, de la nave a la girola con sus radiantes capillas, pasando por la capilla de Bartolomeu Joanes y el camarín del Patriarca, sin olvidar el Museo del Tesoro así como el balcón, con su magnífica vista de la ciudad y del río, cada rincón de este edificio de innegable valor histórico, arquitectónico, religioso y espiritual recompensa su descubrimiento.
En esta iglesia, San Antonio de Padua fue bautizado, estudió y cantó en el coro. Uno de los signos del paso del santo por la catedral de Lisboa se encuentra en la pared de la escalera que conduce al coro: la famosa cruz de San Antonio.
La leyenda cuenta que, cuando aún era un niño y asistía a la escuela de la catedral, San Antonio fue tentado por el diablo en este lugar y lo rechazó dibujando la señal de la cruz, la cual fue esculpida aquí.
Este habría sido el primero de los muchos milagros obrados por Dios a través del santo nacido en Lisboa en 1190.
En la catedral también se pueden venerar las cajas relicario que contienen las reliquias del mártir San Vicente, patrono de Lisboa.
La Custodia Patriarcal, una de las custodias más espléndidas del mundo, y el más notable implemento litúrgico hecho en Portugal en el siglo XVIII, puede verse en el Museo del Tesoro.
* Cerrado los domingos y días festivos
Cerrado los domingos y días festivos
mayo a octubre
Lunes, martes, jueves y viernes: de 9:30h a 19h00;
Miércoles y Sábado: 10h00 a 18h00
noviembre a abril
Lunes a Sábado: de 10h00 a 18h00